lunes, septiembre 14, 2015

Koi no yokan

Aún sigo preguntándome qué pasa con las mariposas de mi estómago. Que cada vez que te veo aparecer, de nuevo se alteran y empiezan a revolotear haciendo de este caos, no sólo arte, sino una obra maestra que lleva nuestros nombres de título.

Dejan una estela como la de tu pelo alborotado cuando nos viene el viento de frente y te miro, sin que te des cuenta, y pum.
Ahí están otra vez, con tan solo recordar tu carita, las ventanas de tu alma que son de un color que aún no sé muy bien cómo describir.

Sé que nunca te gustaron las etiquetas y a mí nunca me importaron, por eso me limito a disfrutar de lo que ven mis ojos en vez de intentar describir cómo es tu mirada, tu sonrisa o todas las sensaciones que envuelven mis sentidos y recorren cada nervio de mi cuerpo cuando tu piel roza suavemente con la mía.
Cuando tu voz me susurra un te quiero o de entre tus labios sale una carcajada y tu rostro se ilumina y vuelves a brillar.

Que las mariposas se alimentan de tus besos, tus caricias, de tu olor...
Tú las mantienes vivas y me das la vida a mí.

Me pregunto muchas cosas sobre estas mariposas, pero no me preocupan. Lo que de verdad me preocuparía sería su ausencia porque reflejaría la tuya. Vería mariposas volar libremente posándose en los pétalos de todas las flores y, entonces, asaltarían los recuerdos mi memoria. Me veo sonriendo como la idiota que soy, con tu simple recuerdo.
Porque te recuerdo y la vida tiene unos colores cada vez más fuertes y lo adoro.
Porque no quiero saber de dónde vienen, ni espero que se marchen nunca estos seres alados que anidaron en mi estómago.

Y estas mariposas vivieron con más ganas que nunca cuando me vi atrapada en tu mirada, mientras ardíamos y una luz roja nos abrazaba, todo lo demás nos daba igual.
Cuando tus pupilas me explicaron el sentido de todo y me di cuenta de lo que de verdad me haces sentir.

Como cuando montas en una atracción sin saber muy bien por qué, y terminas de asumir lo que está pasando al escuchar un engranaje y te dispones a disfrutar el mejor viaje de tu vida. Sabes que no hay vuelta atrás y aunque la hubiese, decidirías no bajar nunca y sentir cada una de sus curvas y el aire escapando entre tus dedos. .

Disfrutar el momento como si no hubiera mañana.
Revivir las mariposas cada día.
Y olvidar todo el ayer.

viernes, agosto 28, 2015

Cuando el frío quema.

Es Invierno y una de las cosas que más me gusta del frío es que también quema. Aviva llamas, arde y, lo mejor, sienta tan pero tan bien que quemarse deja de parecer un acto suicida y es un impulso más hacia la supervivencia.
Es ella.
Es Invierno.
Es frío.
Es la llama que no quiero que se apague nunca. Que entre en lo más profundo de mi alma y arrase con todo. Reconstruya las ruinas que otras dejaron y las haga aún más bonitas.
No pido que me baje la luna, porque la prefiero desde lejos, reflejada en sus ojos y haciéndome sentir cada vez más pequeña pero cada día más grande. Que la noche y las estrellas sean infinitas junto a nosotras y que se pare el tiempo cuando observo su sonrisa y no puedo evitar que se me contagie.
Es invierno. Es mi chica y este es sólo el principio de nuestra historia.

domingo, agosto 16, 2015

Se llama Invierno.

Cuando la conocí pensé que se llamaba Esperanza, aunque para mí siempre fue invierno. Fue una ráfaga de aire fresco y limpio cuando mis pulmones no conseguían apenas funcionar. Vino en forma de pequeña luz que cada día se iba haciendo más grande. Desde un principio pensé que aquella luz que emanaba, iba a ser intermitente, hasta que decidió quedarse. Cada día aquella luz era más blanca, más fuerte, más brillante. Me ayudaba a ver mi oscuro mundo a colores. Me prometía que jamás iba a apagarse, pero a veces la observaba parpadear agotada, deseando que aquella oscuridad pasara pronto para poder verla brillar como tanto me gustaba. Luego llegó la gran llama, le decía que se iba a quemar, pero ella insistía en que aquello era lo que más le apetecía. Ahora soy yo la que quiere quemarnos juntas para resurgir de nuestras cenizas, de cero, una y otra vez. Quien quiere ser la energía que esa luz necesita y se merece para brillar más fuerte que nunca y superar otoños, primaveras y veranos siendo Invierno y siendo hogar en cualquier parte.

miércoles, junio 24, 2015

O puede que no sepa nada.

Sí, lo sé. Sé que nada es lo mismo, pero sigo queriendo creer que aún puede serlo. Que podemos ser como dos niñas de nuevo, libres de preocupaciones y llenas de sonrisas. Que seamos primer y último pensamiento de cada día, pero sin dolernos.

Te preguntarás cómo sigo escribiéndote después de todo lo que hemos vivido tan por separado. Quizá sea por que no pese tanto tu ausencia o quizá, por idiota, esté haciendo que sea más difícil de llevar esto de querer a alguien que sólo existe en la memoria. Alguien que se perdió en el recuerdo y sigue escondida en vida.

Supongo que los viejos hábitos cuando reconfortan es por algo, pequeña. No hay día que no te piense, ni canción que no hable de ti o de Diciembre, que obligue a saltar a esos recuerdos, a tus besos, tus abrazos, a tu olor en mi memoria.

Desde que te perdiste, me perdí contigo.
Y la esperanza de volvernos a encontrar me reduce junto a cada "te quiero" ahogado entre suspiros.

jueves, mayo 14, 2015

I'll be alright, just not tonight but someday.

Me he vuelto a sorprender humedeciendo con lágrimas la madrugada por culpa de recuerdos grabados a fuego en mente y corazón. Será porque sigo sin creer que ese adiós fuese el definitivo o porque no asumo lo tonta que soy al desear que vuelvas una vez más pero para no marcharte y quedarte a mi lado el resto de nuestras madrugadas para hacerlas eternas en el más dulce de los sentidos.

La capacidad de recordar momentos importantes debería tener un botón de apagar en caso de emergencia. Para, por ejemplo, esos instantes en los que recuerdo la sensación del calor de tus labios besando mi frente y mis mejillas, o la protección que existe entre tus brazos.

Lo peor de todo, es lo extraño que se hace el no ser capaz de recordar el tacto de tu piel y las mariposas en mi estómago que encendía tu sonrisa.

Ya sé que a todos nos asusta el cambio, pero nada me asusta más que darme cuenta de que esa chica que tanto quería, no volverá. Que el adiós fue definitivo porque ya no es la misma mágica sonrisa, de la que quizá un día, me enamoré.

miércoles, mayo 13, 2015

Puede que sea.

No sé si alguna vez preguntarás susurrando al aire que envuelve tu habitación si aún te echo de menos.
No sé si te faltan esos besos
que no nos dimos,
ni todo aquello que nunca fuimos.
Quizá le confíes a él todo
lo que hacías conmigo.

Ojalá que esas paredes recuerden
cada una de las sonrisas que me he perdido.
Y no sólo ellas, ojalá recuerdes tú también lo vivido.

Sí, dicen que hay que seguir hacia adelante y no mirar jamás atrás,
pero cuando es tu voz la que suena a mis espaldas,
no puedo evitar girar e ir a buscarte de nuevo.
Cuando tu olor me envuelve a cada paso y más adelante sólo veo gente, sin distinguir ninguna cara familiar,
es cuando no puedo evitar el desear que se despeje el camino
y vuelvas a chocar conmigo.

Si eso pasara...
Si eso pasara quién querría volver atrás
si ya sabe que está de vuelta su hogar.

viernes, mayo 08, 2015

Perdona.

¿Nunca has notado como que el corazón necesita un respiro? Sí, ya sabes, dejar de sentir por un tiempo.
Necesita descansar después de tanto uso, un tiempo para sí mismo y se te va de vacaciones para volver el año que viene, si es que vuelve.

Bueno, el mío ahora está muy lejos disfrutando de la soledad y la ausencia que le ha dejado el efecto que tenía tu sonrisa en sus latidos. Está recuperándose de la intensa jornada de haberte querido día a día, de las subidas y bajadas cuando tu piel y la mía se encontraban, o de las muchas veces que no llegaban a hacerlo.

Una parte de mí está deseando volver a esa rutina del querer pero él se niega rotundamente hasta que haya olvidado por completo cómo le hacías sentir en cada abrazo, pequeña.

Perdónale si no sabe volver a su rutina, perdónanos si no nos vemos capaces de hacerlo. Pero sobre todo, perdónate, cuando te des cuenta de que esto va por ti.

martes, mayo 05, 2015

Un poco de tinta para los recuerdos.

He decidido entrar en esa habitación, en la que solía escribirte cada noche. Donde guardo todos esos poemas que nunca te recité, esas canciones que nunca te canté y cajas hasta arriba de nuestros recuerdos. He abierto la ventana, para dejar a las musas entrar y ordenar un poco este pequeño caos, el que fue nuestro pero ahora es tan sólo mío.
He dejado que revolviesen los cajones y sacasen cada sonrisa archivada que encontrasen. Cada lágrima escondida. Cada gesto y cada una de tus miradas.
He permitido que saquen todo lo bueno, lo que jamás quiero perder por mucho que pasen y pasen personas, años o vidas. También les he pedido que quemasen todo aquello que pudiese seguir haciéndome daño. Sí, ya sé que una persona cuando no es consciente de su historia, está condenada a repetirla. Pero si es contigo acepto la cadena perpetua de empezar de cero y volver al mismo sitio cada vez que nos alejamos y volvemos a chocar.
Quieren que vea, que no paro de tropezar con la misma piedra del camino. Yo quiero que entiendan que no eres piedra, eres ese manantial que te hace sentir a salvo cuando no sabes ni a qué llamar hogar.

jueves, febrero 26, 2015

No, no me vas a convencer.

Ella es lo mejor que puede pasarle a cualquiera y no paro de pensar en la suerte que he tenido de ser yo esa "cualquiera" con quien se cruzó un día por casualidad, sin mediar palabra.
Quién me iba a decir a mí que iba a estar aquí.
Que iba a estar así.
Que iba a ser ella y no cualquier otra la que me quitase el sueño con sonrisas cada noche y me diera más ganas de seguir adelante con cada abrazo, cada mirada, cada gesto.

Que no, no puedes hablarme de qué es vida, si no te ha dado un vuelco el corazón cada vez que recordabas su sonrisa al pensar que la perdías, por idiota. Eso sí es sentir, créeme.

Tampoco puedes hablarme de qué es alegría si no sabes lo que es tenerla entre tus brazos vivamente personificada.
Ni de la tristeza, si no te has visto obligada a dejarla marchar mientras tu mente sólo pensaba "quédate un ratito más".

Desde ese día, en el que no fui capaz de ver cómo se alejaba por aquellos laberintos de subsuelo, sin que un millón de lágrimas turbiara mi vista, me juré a mí misma que no iba a desperdiciar un segundo más, aunque no pudiese estar a su lado. Que conseguiría tiempo de debajo de las piedras si hacía falta, por sacarle esas sonrisas.

Aún no me lo creo, que es un sueño hecho realidad se queda demasiado corto. Porque hace que el mundo se pare en cada instante que me recuerda que soy esa cualquiera. No hablo de tenerla, sino de que me tenga y no quiera soltarme a pesar de que me merezco caer una y otra vez.

Gracias, pequeña.

jueves, enero 29, 2015

Cuando finjo que no estás.

Llevo tanto tiempo queriendo escribirte, una canción, un poema o cuatro frases mal estructuradas para intentar explicarte lo que ni yo sé explicarme a mí misma, que ya he perdido la noción de los días y las horas desde que todo empezó.

Con todo me refiero a encontrarte viniendo de frente por un lado de mi camino, y encontrarme a mí no queriendo apartarme para ver si por casualidad tú tampoco te apartabas y cuando nuestros cuerpos chocasen, decidías abrazarme y darme un beso de esos que se dan con ganas y se sienten más que ningunos otros.

Recuerdo verte venir desde muy lejos, y me recuerdo no queriendo hacerme a un lado, deseando más que nada chocarme contigo.
Y cuando (por fin) nos chocamos, no querer separarme de ti, ni de tu sonrisa, tu mirada, y mucho menos, del calor de tus abrazos en los fríos paseos nocturnos por Madrid.

Ahora es cuando no puedo imaginarme sin echar todo eso de menos, y todo lo que no hemos vivido aún y ya echo en falta.
Sin extrañar tu dulce voz al otro lado del teléfono a las tantas de la madrugada aunque estés muerta de sueño e intentes convencerme de que no, con tal de hablar un rato más, y escuchar tus "te quiero, imbécil" que provocan casi de forma inmediata un "te quiero, gilipollas" de mis labios, entre suspiros, con los ojos cerrados y el corazón abierto.
Echar de menos hasta la cara de tonta que se me queda tras colgar y la forma en que abrazo la almohada deseando que aparezcas, y soñarte noche tras noche, e incluso día tras día, porque estás siempre aquí, aunque no te vea y no me creas cuando te digo que vivo desde que choqué contigo, que cuanto más te conozco, más quiero conocerte.

Porque me encantas tal y como eres y quiero saber el cúmulo de causalidades que te han hecho tan así, tan tú, tan… ¿Ves? Sigo sin saber explicarme, y no hago más que delirar palabra tras palabra y ya van cinco párrafos. Y es que no hay términos suficientes para definirte, definir lo que me haces sentir, incluso cuando finjo que no estás, porque estás dormida y me quedo pensándote hasta que caigo rendida y consigo encontrarte en el mundo al que verdaderamente perteneces, porque eres un sueño, aunque un sueño hecho realidad.

lunes, enero 26, 2015

Parte IV: Te llaman soledad.

Volvemos a encontrarnos, compañera.

Ya no sé cuánto tiempo llevas a mi lado, he perdido hasta la cuenta. Hay veces en las que me haces creer que desapareces, pero al final
descubro que solo te has hecho a un lado para dejarme respirar.
Te lo agradezco, me hacen falta aires nuevos de vez en cuando.

Sólo te pido que la próxima vez que finjas desaparecer, no te quedes acechando y te vayas, que no vuelvas nunca más. Porque no te necesito y me haces daño aunque seas ya parte de mí y de mi naturaleza.

Lárgate y no vuelvas, compañera,
no te quiero necesitar.
Quiero necesitarme solo a mí, a nada más.

Me agobias, entorpeces todo y no eres más que una oscura sensación. Ni siquiera existes de forma material, maldita sea.
¿Cómo puedes afectar tanto?

Quiero decirte adiós para siempre, compañera, no me lo pongas tan difícil, no hagas que parezca algo imposible el vivir sin ti. Sé que es sencillo, muchos ni te conocen.

Odio tener miedo a seguir necesitándote, porque sé que si lo hago, no te irás.

Aún no me atrevo a decirte adiós, compañera, lo dejaré en un "hasta pronto".