lunes, septiembre 09, 2013

Vengo con ganas.

Hoy vengo con ganas de escribirte. De escribirnos.
De recordar aquellas noches en vela pensando en ti, pequeña.
De que vuelva aquel sabor agridulce a mis labios.
Dulce recuerdo, amarga, dura realidad sin ti.
Sin ellos.
Sin los mordiscos en nuestros cuellos,
los que susurraban los te quiero's más bonitos.

Bonitos como nuestras lenguas siguiendo el compás de aquellas embestidas a la cama,
hechas con rabia y ganas de seguir sintiendo.

Vengo con ganas de seguir queriéndote una noche más.
Con ganas de no olvidar,
de seguir echando de menos con ese "te" al final.




sábado, septiembre 07, 2013

Y cuenta atrás.

Una noche más aquí estoy pensando en cómo hacerte saber lo mucho que me importas.
Y tras mucho divagar llego a la conclusión de que no puedo hacerlo, solo me puedo limitar a escribirte mal y tarde cuatro líneas en una página perdida por internet que quizás ni llegues a leer.

Paro.
Dejo de oír el sonido que hacen las teclas del ordenador y me centro en el bailar de las horas en estas noches de tormenta.

Un.
Dos.
TRES.

Tu sonrisa ha vuelto a mi memoria.

Recuerdo cómo he llegado aquí.
Tú me has traído a este lugar.
Tu recuerdo y tú.
No sé muy bien hasta donde quiero llegar diciendo esto.
No estoy sacando nada en claro.
Claro.
Claro como el brillo de tu mirada por las mañanas.
Mañanas con olor a ti.
A esa fragancia que no se olvida.
Fragancia con sabor a tus besos.
Besos.
Esos que no me volverás a dar.

Tres.
Cuatro.
TRES.

He vuelto a caer.
Voy hacia atrás como los cangrejos.
Cangrejos.
Curiosa palabra.
Curiosa como tú.
Que mueves tus caderas al ritmo de nuestros besos,
como si eso nos fuera a salvar, amiga.

Amiga.
Esa palabra.
Esa palabra que vuelves a ser tú.
Tú.
Amiga.