lunes, enero 26, 2015

Parte IV: Te llaman soledad.

Volvemos a encontrarnos, compañera.

Ya no sé cuánto tiempo llevas a mi lado, he perdido hasta la cuenta. Hay veces en las que me haces creer que desapareces, pero al final
descubro que solo te has hecho a un lado para dejarme respirar.
Te lo agradezco, me hacen falta aires nuevos de vez en cuando.

Sólo te pido que la próxima vez que finjas desaparecer, no te quedes acechando y te vayas, que no vuelvas nunca más. Porque no te necesito y me haces daño aunque seas ya parte de mí y de mi naturaleza.

Lárgate y no vuelvas, compañera,
no te quiero necesitar.
Quiero necesitarme solo a mí, a nada más.

Me agobias, entorpeces todo y no eres más que una oscura sensación. Ni siquiera existes de forma material, maldita sea.
¿Cómo puedes afectar tanto?

Quiero decirte adiós para siempre, compañera, no me lo pongas tan difícil, no hagas que parezca algo imposible el vivir sin ti. Sé que es sencillo, muchos ni te conocen.

Odio tener miedo a seguir necesitándote, porque sé que si lo hago, no te irás.

Aún no me atrevo a decirte adiós, compañera, lo dejaré en un "hasta pronto".

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