viernes, agosto 24, 2012

Miedo a perderte y perderme tras de ti.

Es graciosa la forma en la que nos arrastramos, nos volvemos indefensos y débiles, cuando estamos a punto de perder algo que de verdad queremos.
Esa forma de aferrarnos a cualquier mínimo detalle. Esa forma de agarrarlo con fuerza y pegarlo a nuestro cuerpo. Esa forma de decir "No te vayas nunca, por favor." Esa forma de llorar de la impotencia. De saber que no puedes hacer nada por retenerlo un poco más, no puedes hacer nada para que no se marche de tu vida. Esa forma de ver como se va, se aleja y te deja atrás...

Caes de rodillas al suelo, agarrando su mano, con lágrimas en los ojos y suplicándole que no se vaya.
Pierdes las fuerzas y le sueltas poco a poco. Apoyas las dos manos en el suelo y lo contemplas un rato, viendo como tus lágrimas caen y lo humedecen. Levantas la vista y ahí sigue, de pie, observándote, sin ninguna expresión...
Da media vuelta y comienza a caminar, a alejarse muy despacito, hacia la nada, hacia un lugar oscuro, el cual no puedes ver. Oyes sus pasos alejándose. Alejándose de ti. Piensas que eso será lo último que oirás viniendo de esa persona. Mientras, no haces nada, sigues mirando hacia ese lugar oscuro y llorando, viendo como esa persona a la que tanto quieres,  por la que tanto has luchado, con quien has vivido tantos momentos, se va... Sin mas, sin remordimientos de dejarte sola e indefensa y sin fuerzas para continuar.

Cuando apenas puedes ver su rostro, se voltea y te mira. Es un adiós. El adiós definitivo. Su forma de decirte adiós. Sin palabras. Sin explicarte siquiera si has significado algo, has marcado su vida o simplemente has sido una persona más.
Se va... No dices nada... No luchas por retenerle, ni siquiera le dices lo que sientes y empiezas a pensar "¿Para qué? ¿Acaso hubiese cambiado algo? ¿Acaso se merece saber lo que de verdad siento? ¿Se merece saber lo mucho que me importa cuando siquiera dijo adiós? Aunque... Si lo hubiese sabido, a lo mejor se hubiera despedido o no se habría marchado. A lo mejor, solo se alejaba por miedo. Para protegerse o peor, protegerme a mí..." Suspiras... Ya no está... Ya no puedes hacer nada, es demasiado tarde. Ya nunca sabrás lo que pudo haber pasado si hubieras dicho la verdad.

lunes, agosto 06, 2012

Tú.

Ahora me encuentro en un callejón oscuro y sin salida. Sentada en el suelo, encogida, con la cabeza apoyada en las rodillas, esperando una señal, un motivo, algo que me ayude a seguir hacia delante.
Con la mirada clavada en una pared de ladrillo, no paro de pensar en ti. En tu mirada, tu sonrisa, tu voz, tus abrazos, tus te quiero, tu felicidad, tu mano agarrada por la mía...
Recuerdo cada momento vivido a tu lado, desde el mismísimo principio. Cada conversación, cada sonrisa, cada palabra escapando entre tus labios. Cada movimiento, cada roce, cada mirada, cada caricia. Cada segundo, cada minuto y cada hora...
Es entonces cuando me doy cuenta de que solo tú puedes salvarme. Guiarme de nuevo hacia la luz. Hacia la felicidad.
Es entonces cuando me doy cuenta de que tú nunca vendrás.
Tú, que consigues sacarme la sonrisa más sincera del universo con solo dos palabras.
Tú, que con solo un silencio, me hundes en lo más profundo de mi ser.
Tú, que me importas tanto.
Tú, que mereces ser feliz.
Vuelvo a la realidad. Sigo aquí, esperando a que alguien venga a buscarme. Aunque, esta vez, presiento que me quedaré esperando por mucho tiempo más...