lunes, marzo 10, 2014

Incoherencias a la 1:05.

¿Qué haces cuando por fin te das cuenta
de que la soledad será
siempre tu única mejor amiga,
tu amante
y tu vida?

Te debates entre aceptar
la cruel realidad
y apartarte de la sociedad,
o bien, plantarle cara para
no dejar que eso ocurra nunca
y poder superar
todos tus miedos hacia ella.

Mira, sinceramente,
no sé qué hacer.

No sé nada.
Estoy de lo más perdida.

Ya no intento
ni organizar todos
mis pensamientos,
me es imposible.

Me limito a vomitar letras
en forma de lágrimas
que van creando palabras
que a su vez forman
frases con algún punto final ocasional mientras
que en mi mente no hay más
que punto y coma's.

Lo peor que puede haber
es falta de cariño en
una persona totalmente
solitaria.

Muchas veces no me siento ni persona,
si os digo la verdad,
soy una especie de animal.
De los que se dejan alcanzar
por esos pocos que su instinto
no decide apartar.

Maldita forma de protegerse
destruyendo lo único
que tendrás siempre,
es decir, a ti mismo.

No pretendo
extenderme demasiado,
tan solo necesitaba poner
un poco de orden
y tranquilidad en eso
a lo que normalmente
llamamos cabeza, aunque,
a veces parezca que tengo
más bien poca.

Buenas noches.

miércoles, marzo 05, 2014

Lo bueno se hace esperar.

Hoy no vengo a quejarme, ni a ladraros lo puta que es la vida.
Ni siquiera vengo a ponerme amarga y a hablar de lo ácida
que me resulta la poesía para la circulación.

Vengo a hablaros de que he conocido al amor,
otra vez,
en una de sus mejores formas.

Lo he conocido en unos ojos cansados,
pero no tristes y tampoco apagados,
unos ojos que han vivido demasiados años
y quieren narrar miles de experiencias con cada pestañeo.

Unos ojos con una mirada
aún más transparente que el agua,
que te invitan a conocer cada
rincón de su alma inmensa,
ya bien crecida por los años.

Lo he conocido lleno de arrugas
y sin planchar,
pero escucha bien una cosa:
Falta no le hace.

He conocido al amor que tiene la forma
más natural y pura.

Y créeme cuando te digo
lo desafortunada que me siento
por no poder vivirlo
en mis propias carnes
por tener que esperar unos años más.

Pero, eh, sin prisas que, lo bueno,
se hace desesperar.