jueves, diciembre 27, 2012

¿De qué me sirve...?

Me pregunto una y otra vez...
Pasar las horas muertas pensando en ti. En todo lo que vivimos hasta ahora. Imágenes de momentos a tu lado asaltando mi recuerdo. Palabras sueltas que susurraron tus labios. Suspiros que no cualquiera podría escuchar. Miradas y sonrisas sincronizadas. Te quiero's que abundaban y ahora están en peligro de extinción. Caricias. Confesiones. Mentiras. Lágrimas... Demasiadas cosas. Demasiadas emociones causadas por una sola persona. Demasiadas emociones que desembocan en un solo sentimiento. Desembocan en quererte. Quererte día tras día, semana tras semana y así mes a mes.
Y a pesar de mis quejas pensando que podría irnos mejor, me doy cuenta de que no he sacado apenas nada malo en comparación con todo lo que me has dado y espero sigas dando.
Siento que aunque algún día acabe el sentimiento, siempre te recordaré por las muchas cosas que me has dado, enseñado, mostrado, hecho sentir. Recordaré esa primera sonrisa que vi en tus labios. O la primera broma que inocentemente te gasté. El primer momento en el que creí odiarte. Las primeras lágrimas al saber que no habría nada, nada más. El primer te quiero. La primera canción que me recordó a ti. Las muchas conversaciones en las que te conocía cada vez un poquito más. Los muchos momentos en que sentí que ya no podría volver atrás...

No ha hecho falta demasiado tiempo para darme cuenta de que, sin quererlo tú, y sin quererlo yo, has pasado a ser una prioridad. Lo que empezó como una pequeña casualidad, ahora es un gran pilar en mi vida. Podría decirte todo esto a ti, pero te aburrirías. Prefiero que lo descubras como me descubriste a mí: De... Casualidad.



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