sábado, septiembre 07, 2013

Y cuenta atrás.

Una noche más aquí estoy pensando en cómo hacerte saber lo mucho que me importas.
Y tras mucho divagar llego a la conclusión de que no puedo hacerlo, solo me puedo limitar a escribirte mal y tarde cuatro líneas en una página perdida por internet que quizás ni llegues a leer.

Paro.
Dejo de oír el sonido que hacen las teclas del ordenador y me centro en el bailar de las horas en estas noches de tormenta.

Un.
Dos.
TRES.

Tu sonrisa ha vuelto a mi memoria.

Recuerdo cómo he llegado aquí.
Tú me has traído a este lugar.
Tu recuerdo y tú.
No sé muy bien hasta donde quiero llegar diciendo esto.
No estoy sacando nada en claro.
Claro.
Claro como el brillo de tu mirada por las mañanas.
Mañanas con olor a ti.
A esa fragancia que no se olvida.
Fragancia con sabor a tus besos.
Besos.
Esos que no me volverás a dar.

Tres.
Cuatro.
TRES.

He vuelto a caer.
Voy hacia atrás como los cangrejos.
Cangrejos.
Curiosa palabra.
Curiosa como tú.
Que mueves tus caderas al ritmo de nuestros besos,
como si eso nos fuera a salvar, amiga.

Amiga.
Esa palabra.
Esa palabra que vuelves a ser tú.
Tú.
Amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario