Esa sensación de querer proteger a esas personas vulnerables que en silencio te gritan "ayúdame" o con la mirada te piden que no te alejes.
Ese momento en el que te das cuenta de que tu objetivo es intentar que nadie pase por lo que tú has pasado. De querer darles lo mejor, por poco que los conozcas.
De querer hacerles felices,
de dar lo que nunca has recibido porque sabes lo mucho que hace falta.
En estos casos no te hace falta perder algo para saber lo que tienes, basta simplemente con no haberlo tenido nunca para saber cuánto lo necesitas.
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